martes, 19 de abril de 2011

Coloreado


Una moneda brillante
bajo el sol, sobre la arena,
redonda, lisa y gigante,
igual que la luna llena,
una moneda de níquel
en el jardín de la abuela.

Trazó un círculo mi lápiz
con su disco, coloreado
de rojo, sobre la tapia
del salón recién pintado,
y en el piso reluciente
su redondel de morado.

En la puerta, con dos ojos,
una cara de payaso,
y en las sandalias de raso
de mamita, con antojo,
dos flores con sus abrojos
para adornarle sus pasos.

Con mis deditos sudados,
la moneda resbalosa,
de mi mano, tan hermosa,
rodó en el suelo manchado.
La culpable, fue a posarse
en mi pecho acalorado.

Y cansada, me dio sueño,
sin castigo… sin pecado.


(Imagen cortesía de  Google)

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